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La artrosis en perros y gatos es un proceso frecuente, especialmente en edades avanzadas. Se trata de una enfermedad degenerativa y progresiva, que afecta a las articulaciones y provoca dolor.
La artrosis degrada el cartílago que recubre las articulación y llega a degenerar el hueso, de forma que las articulaciones afectadas pierden su capacidad de movilidad, y provocan dolor en los animales, que ven claramente disminuida su calidad de vida.

 

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Si la enfermedad no se trata, se producirá un empeoramiento progresivo, que hará más difícil su tratamiento, y causará mayor dolor y pérdida de movilidad.
Lo más habitual es que la enfermedad aparezca en perros y gatos de edad avanzada, independientemente de la raza y el sexo, pero puede llegar a aparecer en animales jóvenes, por diferentes causas, algunas de ellas hereditarias. La obesidad influye de forma clara en su desarrollo.
En las primeras fases, la sintomatología que produce puede pasar desapercibida, ya que los perros y gatos afectados tienden a compensar la falta de movilidad y el dolor, desplazando su peso hacia otra articulación, o evitando la realización de los movimientos que les provocan dolor. Más difícil todavía es detectar estos síntomas iniciales en los gatos, que suelen tener menor actividad.

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A medida que la enfermedad avanza, los síntomas son cada vez más evidentes: movimientos rígidos, cojeras, intolerancia al ejercicio, dificultad para sentarse y/o tumbarse, pérdida de apetito, insomnio, irritabilidad…
Al tratarse de una enfermedad degenerativa, no tiene curación. Es por ello, que la detección precoz del proceso, y la instauración de un tratamiento preventivo efectivo, son de suma importancia.
Podemos pensar que nuestro perro o gato tiene artrosis, si las respuestas a estas preguntas son positivas:
¿Le cuesta levantarse tras estar sentado o tumbado?
¿Cojea o esta rígido después de realizar algún tipo de actividad?
Más concretamente, ¿le cuesta subir o bajar escaleras?
¿Su perro se cansa durante los paseos?
¿Considera que su perro/gato ha perdido movilidad?

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El objetivo del tratamiento preventivo de la artrosis es frenar el avance de la enfermedad, otorgándole al animal una buena calidad de vida. Las principales herramientas que podremos utilizar son:
·terapia con antiinflamatorios no esteroideos, que reduzcan la inflamación y controlen el dolor. El dolor es el principal factor que merma la calidad de vida del animal, por lo que es prioritario evitarlo. Si bien no pueden utilizarse indiscriminadamente, suponen una de las piezas clave en el tratamiento de la artrosis.
·programa de ejercicios: el ejercicio excesivo puede ser totalmente contraproducente en los animales con artrosis, pero una actividad controlada, basada en ejercicios de fisioterapia, puede favorecer en gran medida la movilidad articular.
·control de la obesidad, en caso de que exista, para reducir la carga sobre las articulaciones; de esta manera, el dolor también se reducirá y se enlentecerá el avance del proceso.
·alimentación con dietas especificas: además del control del sobrepeso, existen dietas formuladas específicamente para el tratamiento de la artrosis. Estas dietas incluyen condroprotectores, como las glucosamina, el condroitín sulfato o el ácido hialurónico, sustancias que actúan protegiendo y regenerando el cartílago articular. Además, también contienen antioxidantes, ácidos grasos y otros nutrientes que favorecen el mantenimiento de las articulaciones.
Con estas medidas, y siguiendo un programa de revisiones periódicas, es posible tratar la artrosis, frenando en gran medida su avance, y aliviando el dolor que provoca, asegurando que nuestro perro o gato puede tener una vida activa, autónoma y con una calidad adecuada.
La detección precoz, como hemos visto, es nuestra principal arma, por lo que al menor síntoma, acude a tu veterinario/a. Infórmate de nuestra campaña preventiva.